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     Nuestra historia es una basada en la providencia, la paciencia y por supuesto, el piano. Así es. Rosita y yo somos ambos pianistas profesionales. Nos conocimos en los cuartos de práctica de la Juilliard School. Rosita había dejado su música en uno de los cuartos de práctica mientras iba a comprar una sopa. Bueno, yo, luego de rondar el hall por treinta minutos buscando un cuarto para practicar decidí aprovechar uno de los cuartos que se encontraba temporalmente “vacante”. Cuando Rosita regreso, se encontró con un recibimiento bombástico de la Coral y Variaciones de Dutilluex (no exactamente la pieza mas romántica de la literatura del siglo 20). En cuanto entro al cuarto le devolví el cuarto y corrí a mi próxima clase. Ninguno de los dos pensó mucho al respecto. Durante ese tiempo (Febrero 2008) Yo me estaba preparando para mi primera ronda de audiciones para el Doctorado en Piano. Dos semanas despues me encontraba en el conservatorio de Peabody listo para presenter my audicion. Esta escuela tiene una hermosa escalera (como se puede ver hacia el lado derecho).
 

     Fue esta la escalera desde donde vi a Rosita luego del primer dia de exámenes, o tal vez, ella me vio a mi, o nos vimos los dos. Yo sentí algo muy especial aunque en aquel preciso momento no pude entender que era. Durante aquel tiempo, Rosita estaba discerniendo particularmente el plan de Dios para su vida y no estaba interesada en entablar ninguna relación en particular. Durante los dos días de audición nos cruzamos en varias oportunidades y ya hacia el final del último día le pregunte si quería venir a comer algo con un grupo de amistades que también estaban audicionando allí. Ella dijo que si aunque luego de tiempo me comento que ella había volteado a decir no y por algún motivo fue en lugar un “si” lo que le salió. Como consecuencia de esto, luego de la breve caminata y un helado con mis otras amistades, terminamos tomando el mismo bus de regreso a New York. Durante gran parte del viaje conversamos y compartimos muchas historias. Misteriosamente, mientras yo tomaba una siesta, la canción ‘Til there was you’ de The Music Man no se iba de la mente de Rosita. Al despertar, ella me comento que tenia esta canción rondando…cuando me dijo que era de el musical The Music Man, yo, adivinando le dije, cual? Esta? Y la empecé a cantar.

     Luego, en New York, fuimos varias veces a almorzar, fuimos a las premieres de un par de películas y sobre todo empezamos a conocernos entablando profundas y espirituales conversaciones. De esta manera empezamos a conocernos mejor. Cuando termine mi Maestría me mude a Charleston y Rosita estaba viviendo y estudiando entre New York, Perú y España por lo que la comunicación disminuyo por un momento. Sin embargo, l Amistad entre nosotros permaneció firme y aunque nos encontrábamos separados nos mantuvimos rezando el uno por el otro y escribiéndonos o hablando por teléfono ocasionalmente. Fue algo bueno que ninguno de nosotros optó por iniciar el programa de doctorado durante ese año. Yo regrese en Octubre a New York y pasamos un día juntos yendo al parque, conversando, practicando. Fue muy bonito el vernos luego de tres meses y luego de aquel día yo regrese a Charleston sabiendo que nos volveríamos a encontrar en un par de meses más para la nueva ronda de audiciones.

     En Febrero del año siguiente las audiciones se iniciaron nuevamente y los dos estábamos determinados a ingresar con beca completa a alguna de las escuelas par alas que estábamos audicionando. Primero nos encontramos en Febrero 14 para la audición al doctorado de la Eastman School. No se si fue la alegría de vernos o que estábamos exhaustos pero ambos fallamos aquella audición con “honores”. Luego nos encontramos una semana después en Chicago para la audición a Northwestern y finalmente en New York para la audición a Juilliard. Luego de aquella audición, cuando sabíamos que iba a ser la última vez que nos veríamos en Dios sabe cuánto tiempo, Rosita se puso muy triste y yo también estaba muy triste de partir. Le dije entonces par air a tomar chocolate con marsh mellows, lo que nos animo el espíritu y la invite a pasar unos días en casa con mi familia cuando viniese en Abril a la boda de su amiga Sarah en San Agustín. En mi casa en Florida tocamos duets, fuimos a caminar en el bosque con mis hermanitos y fuimos, como planeado, a la boda de Rimas y Sarah. En la boda, muchas personas nos preguntaron cuando era nuestro matrimonio lo cual nos hacia reír. Luego de la boda en San Agustín empezamos a escribirnos con mucha frecuencia siempre haciendo saber al otro que lo manteníamos en nuestra oración. Rosita decidió ir al Boston Conservatory y yo decidí por el programa de doctorado en la Universidad de Miami.

     Cuando llego Julio era tiempo de ir a buscar casa a Miami y pensé en consultarle a Rosita acerca de lugares donde buscar apartamento desde que ella había vivido en Miami por algunos años. Yo no sabía nada acerca de Miami y mientras hablábamos surgió la idea de hacer los dos el viaje para buscar apartamento. Contábamos solo con un par de días pero la Providencia estuvo de nuestro lado y encontramos un lugar en casa de una amable señora muy cerca de mi Universidad. Aquel viaje fue muy especial y mas allá de buscar apartamento tuvimos oportunidad de hablar de nosotros, de ir al cine y a algunos lugares típicos en Miami.

     Ya en Miami yo estaba pensando que ella era la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. Descubrí aun más que persona tan especial era y cuan comprometida con su fe Cristiana. Como dice Proverbios: Encontré esta persona en Rosita y ella se convirtió en el Tesoro que Dios me regalo en esta vida.
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